LEER: Desde los que hacemos posible Todos los Nombres de Porcuna, quisiéramos pedir disculpas a todas aquellas personas que se han puesto en contacto con nosotros a través de e-mail o facebook solicitando información sobre sus familiares, y que a día de hoy no les hemos contestado. Creo que son unas 25 peticiones las que tenemos sin atender, pero es que los medios de los que disponemos son escasos y el trabajo se nos acumula.

Gracias por vuestra paciencia, y esperemos contestar a vuestras peticiones lo antes posible.


- El monumento a la intolerancia y al fascismo se renueva en Porcuna (Jaén)
- El monumento a los "Caídos" sufre una gamberrada.
- Por la retirada de nombres y símbolos franquistas de Porcuna.
- Calles relacionadas con el franquismo y su exaltación en Porcuna
- La peculiar memoria histórica en Porcuna.

La Memoria del PP

Tuve la ocasión de conocer a Miguel Moreno cuando aún se dedicaba a otros menesteres que no eran la política, o por lo menos no se dedicaba en primera persona, pues llegó a afirmarme que él, como “hombre de pueblo”, había votado siempre por las izquierdas. ¡Me lo creo!. Ahora las cosas han cambiado, ahora es alcalde del PP. Ha dejado la fusta domadora por el cayado de pastor. Su rebaño: Porcuna, todo un pueblo que ha sufrido en sus carnes la incompetencia más supina de un puñado de jetas, que aprovecharon el PSOE para catapultarse en el poder escondiendo sus viejos plumajes y camisas azules. La derecha, históricamente, casi siempre ha gobernado en Porcuna.

Miguel ¡vencerá, pero no convencerá!. El mérito de su pasada victoria, y de la actual, no está en él, ni siquiera en la pléyade de ladys del agro y dandys que le acompañan. ¡No!, su victoria es la derrota de la Democracia, de la privatización de lo público, del bipartidismo más neoliberal y visceral que se ha visto desde los “Tiempos modernos” de Ch. Chaplim. ¡Vencerá, pero no convencerá!.

Su programa electoral parace sacado de un recetario de cocina, que lo mismo vale para Porcuna, que para Valenzuela. Se apropian de ideas, del “progreso y bienestar”, último concepto éste en verdadera crisis de identidad. Sus 1080 recetas, al estilo de Simone Ortega, comienza con el “Turismo”, como si Porcuna contase con el patrimonio y las infraestucturas necesarias para recibir a los guiris en cantidades tan ingentes como los “hormigos cabezones” llevan su aceituna a las cooperativas. Un brindis al sol, un gasto de papel innecesario, un mensaje populista.

El programa del Sr. Miguel, que no del PP, ni menos aún del pueblo de Porcuna, porque en él no ha participado ni cristo, se fundamenta en el mantenimiento del sistema clientelar heredado de antiguos camaradas de legislatura, es decir, en el pan y en el circo, o lo que es lo mismo, en el apoyo incondicional a las peñas, romeros varios y cofradías marianas o marianos. Nadie ganaría unas elecciones en Porcuna sin rendir pleitesía a Nuestro Padre Jesús y a nuetra Sra. de Alharilla. Tampoco faltan los toros, los caballistas y los juegos de roll; a la vez que los honores y distinciones a los llamados “hijos ilustres de Porcuna”, que enlaza bien con el pasado, por si en su día alguna calle quedó sin rubricar. Para este juego se prestan maestros de rancio abolengo y otros que de abolengo tienen poco, pero sí de rancios, aunque su tocino no llega a hacer un buen caldo.


" ... que sepan que nos tendrán enfrente cuando pretendan acometer su verdadera política de privatización del cementerio. Allí estaremos Miguel, nosotros, y todas las asociaciones memoralísticas. Allí no queremos 600 nichos y un módulo culumbario ..."

En su programa de gobierno no hay lugar para la autocrítica, y cuando la hay, la crítica nos referimos, es para los otros, para aquellos que dejaron Porcuna como un patatal. Ya no hablan de urbanismo, ni de legalizar lo ilegal, ya nadie tiene quien le escriba sobre el Plan General de Ordenación Urbanística de Porcuna. Aquello no salió bien, aquello dejó en paro a muchas familias de Porcuna que no pudieron hacer reformas o construir ex novo, cuando Miguel suspendió, por ser lego en la materia, todas las licencias de obras durante dos años. ¿Alguien se acuerda de esto?, o por el contrario, ¿padecemos amnesia selectiva?. Pues sí, Miguel suspendió todas las licencias de obras a la espera de la aprobación de un PGOU, que 4 años después, más otros 4 de gobierno socialista, sigue en aprobación inicial. ¡Pasen y vean!. Por ello, Miguel ya no quiere saber nada de aquél PGOU, de las cocheras ilegales o demás corruptelas socialistas, no sea que él se vea algún día prigado. Aquél plan y el que hoy hay encima de la mesa, es un plan especulativo, donde se prima el ladrillo y el dinerillo fácil. Es de Miguel, de Miguel Moreno, pero no de Porcuna.


Estado lamentable en el que se encuentra el cementerio de Porcuna.


Finalmente, ¿dónde están, señores del progreso y el bienestar, sus propuestas para la recuperación de la Memoria Histórica y la dignificación, no sólo moral, si no social y política de sus vecinos de antaño?. No las hay y nunca las habrá. Ya lo sabíamos, no nos pilla de sorpresa, son los que son, no podemos pedirles más. Nos dicen que están centrados en nosotros, sí, en tí y en mí, pero a mí no me han pedido opinión. Ahora bien, que sepan que nos tendrán enfrente cuando pretendan acometer su verdadera política de privatización del cementerio. Allí estaremos Miguel, nosotros, y todas las asociaciones memoralísticas. Allí no queremos 600 nichos y un módulo culumbario. No queremos privatizar la Historia, queremos recuperarla y para ello antes de cualquier remoción de tierra, queremos a los nuestros, a los asesinados por la derecha más genocida que haya habido jamás en Porcuna. Queremos dignificarlos, queremos saber cuántos hay en esa maldita fosa, queremos ...

En el camino, amigo Miguel, nos encontraremos.
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Nota:
la proliferación de insultos y descalificaciones por parte "Anónimo" a los comentarios emitidos hasta el momento, motivan por parte de la Administración de este blog, la eliminación del mismo y aquellos otros que se habían hecho como respuesta al primero. Se ruega cordura y sentido común. Gracias.