LEER: Desde los que hacemos posible Todos los Nombres de Porcuna, quisiéramos pedir disculpas a todas aquellas personas que se han puesto en contacto con nosotros a través de e-mail o facebook solicitando información sobre sus familiares, y que a día de hoy no les hemos contestado. Creo que son unas 25 peticiones las que tenemos sin atender, pero es que los medios de los que disponemos son escasos y el trabajo se nos acumula.

Gracias por vuestra paciencia, y esperemos contestar a vuestras peticiones lo antes posible.


- El monumento a la intolerancia y al fascismo se renueva en Porcuna (Jaén)
- El monumento a los "Caídos" sufre una gamberrada.
- Por la retirada de nombres y símbolos franquistas de Porcuna.
- Calles relacionadas con el franquismo y su exaltación en Porcuna
- La peculiar memoria histórica en Porcuna.

miércoles, 29 de agosto de 2012

Porcuna: la tragedia de la Iglesia de Jesús y el consejo de guerra del 24 de agosto de 1939. I Parte.


Antiguo ejido de San Sebastián (Porcuna)
Antiguo ejido de San Sebastián, con la Iglesia de Jesús al fondo.

El pasado 24 de agosto se cumplía el 73 aniversario de uno de los episodios más desgarradores, trágicos y olvidados por las crónicas que haya sufrido Porcuna en toda su historia moderna y contemporánea. Ninguna atención, por nimia que fuese, le ha prestado la erudición o la historiografía local a estos tristes sucesos. Aún hoy, se sigue olvidando conscientemente que en nuestro municipio, después de la guerra, hubo una antigua iglesia habilitada como prisión con cerca de 250 presos, todos nacidos o vecinos de Porcuna, que hacinados, en unas condiciones higiénicas deplorables, sin alimento ni agua, soportaron como vencidos las palizas, las torturas, las vejaciones, las enfermedades, el desarraigo familiar, el abuso y hasta la muerte. Un rojo, en aquella época, era un despojo, menos que un perro, menos que una mierda, un cáncer que había que extirpar de raíz, una mala hierba que no merecía ni el aire que respiraba. Hoy, 73 años después, son simplemente los olvidados, ¡no por sus hijos y nietos!, sino por una administración, “roja” y azul paradójicamente, que apenas han movido un dedo por reparar las injusticias que se cometieron contra sus convecinos. Hoy aún, en Porcuna, los cronicones oficialistas siguen siendo los mismos que durante la dictadura. Se sigue escribiendo sobre la panoplia ibérica, el César victorioso de Munda, los calatravos monjes guerreros, conquistadores hijosdalgo de amerindios, mártires religiosos, escanciadoras de agua mineral embotellada en plena batalla contra el gabacho o militares ebrios de gloria. La prosa espesa y el verso fácil fluyen cansina y pesadamente en programas feriales, panfletos, libelos y demás soportes en papel couché. ¡¡Es el triunfo de la ficción, de la anécdota, las “nereidas”, el martilogio cristiano, y el positivismo soez!!. Otra forma de hacer Historia es posible; y algunas voces, pocas, se van alzando en defensa de un pensamiento crítico y contrastado de la Historia.

Porcuna al fondo
Camino que cogieron muchos refugiados tanto de ida como de vuelta a Porcuna

Sí, 73 años han pasado desde que en Porcuna se celebrase el macrojuicio  contra “la anti-España”, un 24 de agosto de 1939, donde en consejo de guerra sumarísimo fueron condenadas, sin garantía jurídica alguna, varias decenas de mujeres y hombres “procedentes del campo rojo recién liberado”, como así se expresaba la jerga marcial de la época. El desmoramiento del frente republicano a finales de marzo provocó el retorno a Porcuna de miles de refugiados que dejaron sus hogares un frío y lluvioso invierno de diciembre de 1936. ¡Habían pasado todo tipo de calamidades, de privaciones y sufrimientos!. Algunos intentaron retirarse a los puertos levantinos en busca del exilio, como ya estaban en él los restos del ejército republicano; otros, combatientes porcunenses voluntarios o movilizados comenzaban a entrar en manadas en los improvisados campos de concentración franquistas; pero la mayoría, mujeres, niños, ancianos, así como todos aquellos que no tenían nada que “temer”, volvieron a Porcuna. ¡Todo había cambiado!, sus casas estaban destruidas o expoliadas, y en el ambiente se respiraba y materializaba la “gloria de la victoria”. Banderas bicolores, de Falange, italianas y alemanas engalanaban los balcones de un pueblo semiderruido. Pronto empezaron las detenciones masivas, se les citaba en el ayuntamiento, cuartelillo de Falange o en las caballerizas de la Guardia Civil, y allí, en grupos numerosos recorrían las calles limpiando los escombros que lo invadían todo. Luego, como si de recuas de équidos se tratasen, azotados por imberbes acemileros de azul, fueron conducidos a pie a los campos de concentración de Higuera y Santiago de Calatrava. A los “más significativos” los trasladaron a la Prisión Provincial, ante la carencia de una cárcel adecuada. Los malos tratos se sucedieron, y las vejaciones, aceite de ricino y cortes de pelo a la moda fascista, fueron la tónica dominante por todo el pueblo. ¡El escarnio sobre las mujeres, viudas, madres, hijas o esposas de los “dirigentes rojos” fue terrorífico, deplorable e inhumano!.

Campo de concentración de Higuera de Calatrava (Jaén)
"Puesta en libertad de Juan Cámaras del Moral" del campo de concentración de Higuera de Calatrava (Jaén)

La Porcuna del mes de abril de 1939 no pudo canalizar toda la avalancha de refugiados que se les venía encima. En los meses siguientes, según consta en la actas capitulares de la gestora franquista presidida por Antonio Gallo Aguilera, serían necesarias efectuar ciertas reformas en uno de los lugares que mejores condiciones de seguridad ofrecía en esos momentos: la conocida popularmente como iglesia de Jesús, aunque en realidad la ermita estaba dedicada a San Sebastián, que le da nombre también al paraje que lo envuelve como antiguo ejido. La ermita era el lugar ideal para una cantidad considerable de presos.

Iglesia de Jesús, antigua cárcel de posguerra
Actual Iglesia de Jesús


En aquella ermita, a cierta distancia del pueblo, fueron ingresando todos aquellos que fueron clasificados como desafectos o peligrosos al “Movimiento” provenientes del mundo concentranario calatravo o bien de otros lugares de España. La demografía carcelaria se disparó en Porcuna entre los meses de julio a noviembre de 1939. Así, en la nave central de la iglesia, fueron hacinados cerca de 220 hombres, durmiendo en jergones de paja que les proporcionaron sus familiares, al igual que gran parte del alimento. En los ad latere de la nave, separadas de los hombres, fueron a parar las 23 mujeres que hemos documentado que pasaron por aquél infierno carcelario. Las hubo jóvenes, demasiado jóvenes para soportar aquel tormento. 

Continuará ...





martes, 21 de agosto de 2012

Una imagen en facebook crea indignación y reproche

La imagen en facebook

Una imagen colgada en facebook por nosotros el 23 de septiembre de 2011 provoca en los últinos días la indignación y el reproche de los usuarios a los métodos salvajes de la represión fascista durante la guerra. La imagen, tomada de "elcorreoweb.es" (24.10.2009), ha sido compartida entre los internautas 1.042 veces, amén de las realizadas desde los propios muros de los particulares. El debate ha sido acalorado e indignado, permitiendo 68 intervenciones. "Así los trataron, les ataron las manos con alambre de espino. Después, acariciando su nuca levemente les descerrojaron un tiro. Y aún hoy, los vivos, los herederos de tanto dolor y sufrimiento, siguen negando el genocidio más atroz que haya vivido España, junto al de la Inquisición", reza el título con el que quisimos ilustrar la imagen. 

La fotografía es una más de las miles que se tomaron en la excavación de varias fosas comunes en el cementerio de San Rafael (Málaga), la fosa más grande, según los expertos, en Europa Occidental. En ella, tras tres años de trabajo, se han exhumado 2.840 víctimas, aunque en realidad hay contabilizadas 4.471 fusilados (1937-1957) repartidos en varias fosas que fueron saqueadas para trasladar sus restos al Valle de los Caídos, y así suplir, la indiferencia de los familiares de derechas que se negaron al traslado de sus seres queridos al gigantesco mausoleo construido por presos republicanos. La magnitud del crimen no tiene parangón con ningún periodo de la Historia de España (excluyendo quizás los procesos inquisitoriales y los genocidios en Hispanoamérica). Las tropas fascistas, con el apoyo de soldados italianos y mercenarios marroquíes sembraron de cadávederes los rincones más variopintos de la geografía malagueña a partir de la conquista de la ciudad y buena parte de la provincia desde febrero de 1937. Entre los restos exhumados se encuentran niños, mujeres, jugadores de fútbol, militares y una mujer embarazada con un feto de siete meses. Los católicos no faltaron a la gran orgía de sangre, que con el beneplácito de la Iglesia, fueron ajusticiados sin obtener la abosución del cura que acompañaba a los piquetes de ejecución. Entre los restos materiales encontrados destacan crucifijos, medallas de vírgenes y rosarios. ¡Nada fue un impedimento!.

Aspecto de la fosa de San Rafael durante la excavación. Fuente: El País

La brutalidad, las torturas y las palizas fueron otra de las tónicas características en los represaliados. Así, por ejemplo, muchos de los cadáveres presentan roturas de huesos, contusiones, o malos tratos, como en el caso de la imagen, donde el reo fue atado a la espalda con alambre de espino. No faltaron tampoco los tiros en la nuca y los de gracia. Entre la munición hallada, demasiadas balas de fabricación italiana, lo que confirma la participación de ésta en el asesinato de españoles.

"Esto no está en los libros", decía perplejo un adolescente de instituto ante aquél paisaje excavado regado de cadáveres en una visita escolar. Pues no, aún queda mucho para que los libros de texto de los colegios, institutos y universidades recojan con fidelidad la magnitud de la tragedia que sufrieron miles de españoles (y muchos extranjeros) en un país que ha seguido echando tierra cuando alguien ha intentado salir de su tumba para pedir justicia.

Descansen en paz tod@s, y gracias a los que han colaborado con sus comentarios e indignaciones (que son justas y necesarias) para que hoy nos hagamos eco de una pequeña entrada en el facebook de Todos los Nombres de Porcuna, al que estáis invitados tod@s sin excepción.


Enlaces relacionados:






domingo, 19 de agosto de 2012

Lorenzo Guzmán Herrador: algunas pincelada de su nieta.

Foto Lorenzo Guzmán Herrador
Mi abuelo LORENZO GUZMÁN HERRADOR, a la edad de 9-10 años aprox. junto a su hermana JUANA, única foto que tenemos de él.


Lorenzo Guzmán Herrador, “El de las Gambas”, natural de Porcuna, nacido en 1901, zapatero, y con anterioridad comerciante de ultramarinos, casado con Concepción Lendínez Ruiz, con 4 hijos, de la CNT desde agosto a diciembre de 1936, fue soldado de reemplazo sirviendo en el campo de aviación de Linares. Fue detenido en Jaén el 5 de abril de 1939, presuntamente por paisanos falangistas. Fue acusado de participar en todos los “contubernios” y padecimientos de las personas de orden de Porcuna (incluidos los fusilamientos del 14 de diciembre en el cementerio). Consiguió de sus paisanos algunos avales de “buena conducta”, que de nada le sirvieron. Los años pasaban sin que fuese juzgado. Ésto le benefició en parte, ya que no se tuvo que enfrentar al pelotón de fusilamiento de manera inmediata; pero por otro lado, los sátrapas franquistas locales fueron “recogiendo” nueva información acusatoria de aquellos rojos que ya había sido fusilados. Sin duda, todo un invento, todo un elenco de acusaciones falsas fácilmente demostrables con los documentos que poseemos y una carta del propio inculpado de tres folios. Lorenzo Guzmán negó todas las acusaciones, pero de poco le sirvieron. El fiscal, el 3 de mayo de 1943 pidió la pena de muerte para él, volviendo a reiterarla en julio de ese año. El 15 de julio de 1943, Lorenzo Guzmán sería juzgado en consejo de guerra en la capital jiennense, y condenado a la pena de muerte por un delito de adhesión a la rebelión; proponiendo el mismo tribunal la conmutación de la misma por la de reclusión perpetua, es decir, 30 años de prisión mayor. Estando en la prisión de Alcalá de Henares en 1945 solicitó el indulto, siendo denegado en 1946. A partir de principios de 1947, se nos pierde el rastro de Lorenzo. En la Causa General de Porcuna, aparece como “fallecido”, aunque en realidad falleció, según nota marginal del registro civil de Porcuna el 26 de junio de 1962. Contaba con 61 años.

Fuentes:

- Archivo Tribunal Militar Territorial Segundo de Sevilla.
- Registro Civil de Porcuna (consultado en junio de 2012).

Nota personal de la familia GUZMÁN (remitida por su nieta Mari Ángeles Guzmán, Málaga, 17.08.2012)
Mi abuelo se casó con PURIFICACIÓN LENDÍNEZ RUÍZ (en los datos consta Concepción, pero sería Purísima Concepción). Tuvieron 3 hijos antes de ser encarcelado en el 39: Julián, José (mi padre), Purificación y cuando mi abuelo, al parecer por indulto...? salió en 1949 de la cárcel, ya la familia se había trasladado a Jaén. Tuvieron un hijo más, MIGUEL. Vivió primero en Calle Vacas, segunda travesía y se dedicó a su oficio de zapatero que perfeccionó en prisión. Allí lo apodaban "el maestro". Era una persona afable, cariñoso, expresivo y respetuoso. Su vida familiar se truncó por los años de encarcelamiento. Su hermana Juana, (en la foto) pura bondad y su mujer, no dejaron de reivindicar su inocencia.
 
Mi padre (JOSÉ), el segundo, hijo junto a su hermano (JULIÁN) el mayor tuvieron que ponerse a trabajar a la edad de 8 años. Hicieron de todo ... sobre todo pan (de estrasperlo) en Jaén y posteriormente pusieron un taller de arreglo y venta de bicicletas, primero en Jódar, de donde es mi madre y luego en Jaén. Los dos hermanos vivieron en Jaén. Luego mi padre JOSÉ GUZMÁN LENDÍNEZ se traslada a Málaga, donde vivimos actualmente. Mi padre siempre ha sido independiente en sus negocios, nos viene de familia, su abuelo JULIÁN GUZMÁN tuvo una fonda en Porcuna a principios del siglo XX.
 
Mi abuelo LORENZO al salir de prisión, no sé si por indulto... se fue junto a su familia y puso una zapatería en Jaén, en calle Vacas. Se puso enfermo en 1962 y en junio de ése mismo año fue ingresado en el Hospital de San Juan de Dios, en Jaén. Mi madre, viendo lo mal que estaba, decidió llevárselo a su casa en calle Santa Bárbara (a los pies del castillo de Jaén). El médico que lo asistió, Don Antonio Casero, compañero de mi abuelo, creo, también en la cárcel, lo reconoció y dijo… “¡Si es el Maestro!...”. Este lo desahució, pues tenía un poco de todo. Mi abuelo LORENZO al llegar a casa de su hijo JOSÉ dió un suspiro de alivio.
 
Estuvo casi un mes y allí falleció rodeado de su familia el 26 de junio de 1962.
 
Gracias Mari Ángeles  
 
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sábado, 18 de agosto de 2012

Joe Monks, un brigadista en Andalucía.


"Con los rojos en Andalucía", de Joe Monks
Portada del libro de J. Monks
Esta semana nos hemos acercado a nuestra librería habitual y nos hemos llevado una grata sorpresa. La obra de Joe Monks, "With the reds in Andalusian", ha sido traducida al español y publicada por la editorial Renacimiento de Sevilla. Decimos grata sorpresa, porque aunque conocíamos desde hace años la obra de Monks, publicada en 1985 y colgada en la nube para delite de muchos, se encuentra evidentemente en el idioma de Shakespeare, con las limitaciones que eso tiene para nosotros. Pues bien, como decimos, la editorial Renacimiento ha publicado esta obra bajo el título "Con los rojos en Andalucía. Memorias de un brigadista irlandés" (Sevilla, 2012), con prólogo, magnífico dicho sea de paso, de Miguel Ángel del Arco Blanco, profesor de Historia Contemporánea en la Universidad de Granada; y una impresionante portada realizada por Alfonso Meléndez.

La obra de este irlandés, que cruzó la frontera pirenáica un 14 de diciembre de 1936, precisamente el primer día en el que Porcuna fue bombardeada por aviones rebeldes, nada tiene que ver con la heroicidad, la soflama ideológica o el exterminio a toda costa del enemigo faccioso. Todo lo contrario, en su relato, de pulcra prosa, sin entrar en detalles, nos narra la vida diaria de unos brigadistas que dieron sus vidas por la España republicana. J. Monks fue encuadrado en un batallón de habla inglesa, dentro de la XIV Brigada Internacional que participaría activamente en la llamada "Batalla de Lopera-Porcuna", donde según él, perdieron la vida unos 300 internacionalistas, y otros 600 fueron heridos. Un segundo apartado de su libro lo deja precisamente para otros escarios andaluces, como las serranías de Pozoblanco, en Córdoba. Los brigadistas que vinieron a combatir junto a sus hermanos españoles eran muy, pero que muy conscientes, que la batalla contra el fascismo se estaba librando en España, y que si no era detenida aquí, pronto estaría en sus respectivos países. Así fue por desgracia. Ellos, a pesar de la derrota, siguieron combatiendo en otros frentes de Europa durante la II Guerra Mundial. Todo un derroche de generosidad, sin duda.
"Los internacionales unidos a los españoles, luchamos contra el invasor"
Cartel de Parrilla, 1937. Brigadas Internacionales


A Porcuna le dedica este socialista irlandés un par de párrafos en su obra. Herido en los albores del 29 de diciembre de 1936 en una contraofensiva sobre Lopera, Monks nos narra aquello que pudo oir o escuchar, pero que nunca vio con sus propios ojos. Así, nos dice que "el día de año nuevo de 1937, los republicanos de Porcuna se rindieron tras una prolongada defensa durante la cual los nazis (sic) bombardearon numerosas veces. Por lo que contaban, murieron todos, hasta el último camarada. Los fascistas victoriosos, emitiendo por Radio Sevilla, se jactaron de que todos esos rojos habían sido pasados a cuchillo". En un segundo y contiguo párrafo nos dice que "la conquista de Porcuna se vio al principio como una pérdida grave, al despejar las comunicaciones por la carretera para que los fascistas marcharan sobre la ciudad de Jaén, donde se había establecido hacía poco un cuartel general republicano, con la misión de convertir las columnas andaluzas en el Ejército Republicano del sur" (p. 74). Sería precisamente la XVI Brigada Mixta, al mando del diputado comunista Pedro Martínez Cartón, quien finalmente consiguió parar la ofensiva de Queipo de Llano en las inmediaciones de Porcuna, y lanzar en los días siguientes varias ofensivas sin éxito.

Pues bien, para aquellos que estén interesados en esta obra, decirles que tiene 144 páginas, incluida la introducción, y que apenas se tarda un par de horas en leerla. Su precio, de 15 €, es asequible para los tiempos que corren, encontrándose ahora mismo en cualquier librería, pudiéndose comprar también on line. ¡Merece la pena tenerlo!, conocer un poco mejor qué se les perdió a estos brigadistas en la guerra de España.


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miércoles, 15 de agosto de 2012

La Memoria con palabras justas para un porvenir justo

José González, hijo de un exiliado porcunense

José González durante la inauguración de Borredon (Francia
Señoras y señores,

Agradecimientos……

Soy francés por la tierra donde nací, aunque tengo también un pasaporte español, resultado de mis raices andaluzas.

Me dirijo a vosotros como Presidente del Comité de Animación del Centro de Interpretación y de Investigación de la Memoria de España Republicana (CIIMER). Ese Centro tiene su sede en la estación de Borredon, cerca de Montauban, cuidad donde murió y está enterrado nuestro presidente don Manuel Azaña Diaz.

Os hablo también como Secretario Nacional (de segunda generacion) de la Amical de Antiguos Guerrilleros Espagnoles en Francias, una asociación de la Resistencia integrada como tal en las Fuerzas Francesas del Interior (AAGEF-FFI).

¡Pues bien!, esos hombres, nuestros padres y abuelos lucharon tres años en España y otros seis en Francia contra el mismo enemigo: el fascismo español y europeo.

Señoras y señores, la memoria es tributaria del conocimiento histórico y comparte la necesidad de transmitir esa memoria a las nuevas generaciones con palabras y conceptos ABSOLUTAMENTE justos.

No soy historiador, sólo descendiente de esa historia que vive en mí. Pero creo que la materia histórica es como la tierra, le pertenece a los que la trabajan.
¡Levántaos contra la invasión italiana de España!
De José Espert Arcos (UGT, Madrid)
Cuando miro lo acontecido en 1936-39, y lo confronto con los términos en los que se califica ese episodio, me doy cuenta que aquí, como en muchos otros sitios, la definición que se da es de « Guerra Civil ». Pero los únicos aspectos que yo veo de « civiles » en esos acontecimientos, son los muertos inocentes que hubo, sobre todo DESPUÉS de la contienda!. Esto lo vamos a explicar, pero primero, quisiera deciros que no hay que poner, con algun achaque de « reconciliación » que sea, un signo de igualdad entre la víctima y el verdugo. Cuando se dice o se escribe « los dos bandos de la guerra civil », se está equiparando esa igualdad vergonzosa e inaceptable !. Porque si nosotros, los republicanos, las víctimas, aceptamos esa postura, me parecería algo similar al sado-masoquismo. Le damos, asi mismo, argumento ideologico al verdugo.

¿Quién es el verdugo de la Segunda República ?. ¿Es el pueblo español ?.¡ Claro que no !

Recordemonos que el 19 de julio el golpe estaba terminado en el suelo de la península. Eso lo reconoce, en cierta entrevista, hasta el responsable de la Fundación Francisco Franco. El pueblo en armas contituido en milicias, con las tropas fieles a la República, consiguió dominar a cuantos cuidadanos traidores se levantaron contra la legalidad republicana. Concretamente, el Presidente Azaña firmó un decreto expulsando del ejército a todos los militares felones. Desde este punto de vista, se puede afirmar que Franco y sus seguidores eran fulanos cualquieras, sin poderse valer de su grado militar. Por eso, ¡Franco es General como Bokasa era Emperador, porque lo decía él !.

Recordemonos que gran parte de ese ejército se queda en la legalidad establecida. La marina, la aviación, muchas fuerzas terrestres, guardias civiles, guardias de asalto, carabineros, … ¿ Que pasó entonces para que hubiese esa guerra ?. Ni mi padre*, ni el pueblo enrolado en las milicias – luego, en 1937, integraron el ejercito republicano – para defender la Libertad y la Democracia, ni tampoco los dirigentes de la República, calificaron esa guerra de «Civil». Lo demuestran con claridad los archivos de las protestas oficiales que llevó el gobierno a las instancias internacionales. Lo demuestran, también, las coplas que cantaba el pueblo :

« Los moros que trajo Franco en Madrid quieren entrar… »
« El ejercito del Ebro, a las tropas invasoras, buena paliza les dio… »
« En el Ebro se han hundido las banderas italianas… »

Lo demuestran también los carteles y pasquines de la propaganda de esos tiempos, donde se denuncia la invasión italo-alemana: en un cartel célebre se ve una alpargata pisando la esvástica nazi; en otro, la bota italiana intentando de pisar España; en otra más, burlándose de los que se autodenominan «nacionales», representa una nave con todos los enemigos extranjeros de la República: el Vaticano, los moros, los italianos, los alemanes… Esa era la realidad de lo que se vivía entonces: 70.000 marroquíes, 45.000 italianos con sus buques y su aviación, 15.000 alemanes con la Legión Condor y su material ultra moderno, 15.000 portugueses con su frontera abierta para refugio de las bases de los invasores.
Pere Catalá Pic, Barcelona, 1938. Aplastemos el fascismo
Una invasión procedente de África, atravesando el estrecho desde los primeros días del golpe, con los barcos italianos y los junkers alemanes. Una invasión muy mayoritariamente compuesta de tropas marroquíes engañadas, como se sabe bien hoy. Esos hombres y también muchachos menores de 15 años, no eran fascistas, pero sembraron, como se les pedía, el terror en la población civil.

Por su parte, los republicanos recibieron el apoyo de miles de demócratas, ciudadanos del mundo. Franceses, ingleses, americanos, alemanes, italianos, marroquíes y hasta de Japón, más de 50 nacionalidades estaban presentes en la Brigadas Internacionales. ¿Dónde está esa pretendida guerra civil ?. ¿Qué es lo que justifica esa denominación?. ¡¡Cuando es una realidad, y lo repito, que en España, el 19 de julio el golpe falló !!

Entonces, preguntémosnos porqué ha cundido tanto y ha tenido ese éxito el término de Guerra Civil. Primero, porque la Historia la escriben los vencedores. Franco, la falange, sus aliados y la derecha española no quieren que se diga que la guerra no la ganaron ellos, sino fuerzas extranjeras. Por eso quieren que esa guerra sea únicamente civil; y, en consecuencia, aceptarlo es darles la razón. Es quitarnos, nosotros mismos, el argumento decisivo para demostrar que la República tenía razón y que no eran «dos bandos», como se pretende también, en un intento de equiparar la contienda.
¡Fuera el invasor!
Bardasano, Valencia, 1937. UGT-FETT
En segundo lugar, eso de «guerra civil» ha encontrado un eco y una coherencia con el cinismo y la cobardia de las democracias occidentales, frente a la ambición conquistadora de Hitler y Mussolini. Así, de esta manera se justificó la «No-intervención»: ¡era un asunto interior !.

¿Vamos ha seguir propagando ese absurdo concepto entre nuestra juventud?. ¡Ya es hora de que se llamen las cosas por su nombre!, « las cosas claras y la sopa espasa » decia mi abuelito !.

En España hubo españoles que se integraron en las filas de Napoleón, viendo en él los valores de la Revolución Francesa y una oportunidad para deshacerse de la monarquía corrupta que los gobernaba. Los españoles se enfrentaron con otros españoles. Por lo tanto, ese conflicto se conoce como « Guerra de Independencia ».

En Francia, miles de franceses resistieron, lavantándose con armas frente a las milicias fascistas de Petain. Pero aquello se calificó como « Bataille de France », y nunca como guerra « Civil », pese al enfrentaminto de franceses contra franceses. 

Si hay que adjetivar la guerra de 1936-1939, por no llamarla simplemente «Guerra de España » o, para que sea más claro : « 1a Guerra anti-fascista ».

El gran escritor francés, Albert Camus, autor de « la Peste », libro donde denuncia el fascismo, escribió también : «Mal nombrar las cosas es añadirle a la desgracia del mundo».

Por favor, señoras y señores historiadores, escritores, periodistas, cuidadanos, ayúdennos a no añadir más desgracia a este mundo.

Gracias por vuestra paciencia !

Tropas moras entran en Madrid

José González Ocaña, hijo de Porcuna (Jaén)
Montauban (Francia). Agosto de 2012

* Francisco González Moreno, "Panblanco" (1912-2010), combatiente en la 24º Brigada Mixta; miembro de la resistencia francesa; participante en la toma del Valle de Arán; exiliado en Francia y fundador del PCE y CC.OO. en Porcuna en la década de los setenta del pasado siglo. 

domingo, 12 de agosto de 2012

Mohamed Ben Amar, el moro olvidado, la toma de Porcuna y otras represiones. I Parte.

Regulares avanzando entre olivos
Tropas indígenas marroquíes avanzando entre olivos

En las crónicas guerreras y partes de la contienda incivil relacionadas con la llamada “Campaña de la Aceituna”, y en consecuencia, con la batalla de Lopera-Porcuna a finales de diciembre de 1936, son pocas, por no decir ninguna, las referencias a los marroquíes que participaron en ella dentro del autoproclamado “ejército nacional”. Los honores y los laureles militares, como no podría ser de otra manera, estuvieron reservados a los “nacionales”, a aquella sangre española que recordaba, en palabras del jesuita Bernabé Copado, a los tercios de Flandes o de Bailén. Sin menospreciar, sin duda, la heroicidad de los requetés, el señorío y tronío de la policía montada y otras fuerzas que acompañaban al Teniente Coronel Redondo cuando entró en Porcuna en la tarde-noche del 1º de enero de 1937, parece ser, -  aunque los cronistas de guerra franquistas lo pasen por alto  -, que fue un Tabor de Regulares de Larache (fusiles y ametralladoras suponemos) los que avanzaron en vanguardia aquella tarde, una vez la aviación “alemana”  había despejado el camino. Entraron empuñando pistola y con bombas de mano, casa por casa, rincón a rincón, sótano a sótano, doblegando la resistencia republicana que no había logrado escapar del cerco de las columnas de Redondo y Gómez Cobián. Aunque Martínez Bande (1957;131) dice que en la acción tomó parte un Tercio de Requetés (suponemos que el Virgen del Rocío de Huelva), curioso es que solo tuviese un herido, el boina roja Diego Torres Contreras, citado en la obra de Bernabé Copado. Las fuentes militares franquistas, como Copado, Martínez o el propio Redondo, y demás crónicas de época, no pierden la oportunidad en ensalzar a sus valerosos guerreros, y de paso, para confirmar la ferocidad de los combates, enumeran con nombres y apellidos sus bajas (muertos y heridos), así como las medallas conseguidas. Así ocurre en la desastrosa refriega con la XIV Brigada Internacional en Montoro y Villa del Río, o la defensa “numantina” de Lopera ante la valiente ofensiva brigadista, cañoneada desde Porcuna, y menospreciada por el fascio. En el caso de la toma de Porcuna, el “nido de las águilas”, según la jerga militar de la época, las fuentes son parciales, sesgadas y torticeras. Los laudatorios del régimen describen con detalle las misas de campaña, el ropaje de la soldadesca, los desgarros en la misma, las barbaries rojas y las loas a Cristo Rey. Todas coinciden en las dificultades orográficas y militares que supuso la conquista de Porcuna, todas hablan del gran número de prisioneros tomados al enemigo, a la huída de éste, al material de guerra recuperado, a las casas incendiadas, a la magnífica labor (clave de la victoria, sin duda) de los aviones alemanes; pero, ninguna, y decimos bien, ninguna habla de cómo se tomó verdaderamente Porcuna. Es decir, ¿quién fue la vanguardia que entró en Porcuna a eso de las 17-18 horas del día 1º de enero de 1937?. ¿Quiénes combatieron calle a calle, casa por casa, los últimos reductos republicanos desconcertados por los bombardeos de la aviación?. Lo tenemos claro: fueron, sin duda, los olvidados, los otros olvidados, los marroquíes, el Tabor de Regulares de Larache, quienes al asalto, cubiertos desde lejos, quizás, por los boinas rojas y demás tropas auxiliares de Redondo, entraron en Porcuna sin miramientos, a bayoneta calada y con bombas de mano. Eran la vanguardia, la élite del ejército colonial español, las tropas africanas adiestradas en la muerte y la barbarie por una oficialidad colonialista que no tuvo miramientos con la vida ajena. Estos marroquíes se convirtieron en rudos soldados desde la más temprana infancia, desarraigados de sus hogares, fueron convertidos en niños soldados, y adiestrados en el terror,  la muerte y el caos.

Tropas indígenas marroquíes cerca de Ronda
Tropas marroquíes en combate (Ronda, Málaga)

Según Martínez Bande (1957; 131), retomando Porcuna,  en el interior del pueblo se recogieron 100 muertos (el mismo número cita Moreno Gómez, sin fuente alguna, aunque creemos que bebe de Copado y Martínez Bande), a los que habría que unir en días sucesivos a los encontrados en el campo, sobre todo de “franceses, rusos y checoslovacos” (sic), según el Diario de Córdoba de 2.01.1937. Son los famosos 200 muertos de los que hablan los partes de guerra alrededor del Cerro San Cristóbal (Lopera), que se contabilizan hasta la extenuación y que llegan a sumar el millar, según el diario cordobés falangista “Azul” de fecha de 4.01.1937. Tampoco distinguen si los muertos son civiles o militares, aunque los primeros fueron muchísimos, según hemos podido comprobar en el registro civil. En los días sucesivos sabemos, por la propia crónica radiada y escrita de Queipo de Llano, que la “limpieza” del pueblo seguía, y que muchos “rojos” estaban escondidos en las casas, entre otros el Jefe de la Artillería roja, que estaba herido. En el Diario de Córdoba del 3.01.1937 se puede leer: “el número de muertos es considerable, en una sola calle fueron encontrados doce milicianos rojos muertos” (¿fusilados tal vez?); y por los cálculos aproximados del padre Bernabé Copado, capellán de Redondo, fueron hechos prisioneros “unos treinta, entre soldados de artillería y sanitarios”. ¿Qué fue de ellos?: se desconoce, pero no estaría de más echarle un vistazo al listado que nos proporciona Hidalgo Luque, sobre los fusilamientos en Córdoba en los días posteriores a la batalla. Las razzias se sucedieron en el pueblo, y las detenciones también. Varios camiones salieron en días sucesivos cargados de prisioneros hacia Córdoba. ¡Nunca volverían!.

Entrada de las tropas marroquíes por el "muro" (Porcuna) el 1 de enero de 1937.
Entrada de los Regulares de Larache en Porcuna a la altura de "El Muro". 1º de enero de 1937.

El Teniente Coronel Redondo, que llenó su pechera con varias “ensaladeras”, apenas le da importancia a la toma de Porcuna. En su libro “El Requeté”, prefiere tomar las citas del capellán de la columna, en vez de contar de primera mano sus experiencias. Algo parecido le ocurre a un combatiente del Tercio Virgen de los Reyes. Dicho Tercio, según él, participó activamente en la toma de Porcuna, aunque en su obra “Historia del Tercio de Requetés Virgen de los Reyes, de Sevilla”, la misma se despacha así: “El día 31, Redondo con el Requeté prosigue la maniobra frente a una fuerte resistencia. Al día siguiente, primero del año 1937, se asalta Porcuna por un Tabor de Regulares y el Tercio Virgen de los Reyes” (sic). ¿Quién asaltó Porcuna, el Tercio Virgen del Rocío, de Huelva; o el Tercio Virgen de los Reyes, de Sevilla?. Parece que los protagonistas no se ponen de acuerdo; y quizás sea, porque ninguno lo asaltó, salvo el Tabor de Regulares de Larache, la verdadera vanguardia de Redondo y cía, los verdaderos “héroes”, los olvidados, sin duda, en toda esta macabra historia teñida de sangre.

CONTINUARÁ ... 

Bibliografía y Fuentes:

- COPADO, BERNABÉ (1937): Con la columna Redondo. Combates y conquistas. Crónica de guerra.
- SÁNCHEZ TOSTADO, LUIS MIGUEL (2006): La Guerra Civil en Jaén. Historia de un horror inolvidable. Colección Memoria Histórica.
- SANTIAGO MORENO, ANTONIA (2008): Testigos directos de la Guerra Civil en Porcuna.
- MARTÍNEZ BANDE, JOSÉ MANUEL(1969): La campaña de Andalucía. Servicio Histórico Militar. Monografías de la Guerra de España, nº 3.
- REDONDO, LUIS y ZAVALA, JUAN (1957): El Requeté (la tradición no muere). Historia de la Cruzada, Tomo 3.
- PANTOJA VALLEJO, ANTONIO y JOSÉ LUIS (2006): La XIV Brigada Internacional en Andalucía. La tragedia de Villa del Rio y la Batalla de Lopera. Diputación de Jaén.
- HERRERA SÁNCHEZ, JOSÉ (1999): Historia del Tercio de Requetés Virgen de los Reyes, de Sevilla. Madrid.
- MORENO GÓMEZ, FRANCISCO (2008): 1936: el genocidio franquista en Córdoba. Crítica.
- Noticias relacionadas: “Las otras víctimas del olvido: los “moros” de Franco”.
- U.H.P. 11.02.1937.
- Partida de defunción de Mohamed Ben Amar. Registro Civil de Porcuna (Jaén), 2012.

sábado, 11 de agosto de 2012

La difícil posguerra para los excombatientes franquistas


Paisana y Policía Montada de Sevilla en Porcuna
Policía Montada rebelde, conversando con una porcunense. Primeros días de 1937

Las fuentes de la época estiman que unos 7.000 porcunenses abandoraron la localidad en la segunda quincena del mes de diciembre de 1936, es decir, huyeron de los ataques fascistas a partir del 14, día en el que Porcuna sufrió su primer bombardeo con víctimas mortales. Las elevadas cifras represivas ejercidas por los facciosos en la localidad, estimadas por nosotros alredor de unas mil víctimas directas, en contraposición de otras localidades jiennenses (la mayoría sin investigar), pudieran explicarse en parte por dos motivos que no son excluyentes: uno, el regreso de los huidos de la zona republicana (donde se encontraban importantes derechistas) a los que había que "desinfectar" y adoctrinar en la nueva fe nacionalcatólica; y dos, al odio, rencor, y venganza de aquellos que ostentaron el poder franquista a partir del mes de abril de 1939, que no eran otros que los excautivos de tradición derechista y caciquil y aquellos otros que habían perdido algún ser querido durante la contienda, bien, fruto de la represión o las bombas republicanas; bien, por sus propias hazañas bélicas (¡fuego amigo!).

Es evidente que la guerra la ganaron unos y la perdieron otros. Cientos de republicanos, socialistas y comunistas, pero también una enorme mancha informe proletaria sin convicción definida, sufrieron en sus carnes el calor del metal, las torturas, el hambre, la cárcel, el destierro, el exilio o la muerte en presidio. Por el contrario, a los vencededores, según su estatus en la pirámide del nuevo orden, coparían todos los puestos civiles, policíacos y paramilitares que el régimen ofrecía. Pero, ¿se vieron todos beneficiados por la victoria?. Evidentemente no. La realidad sería otra, y desde luego, los mejores cargos, las mayores dignidades y emblemas quedaron en manos de la derecha tradicional y caciquil de Porcuna (con alguna salvedad). Los demás, matones incluidos, ocuparon los cargos medio-bajos del organigrama político-social. Pero, ¿qué hacer con los excombatientes, con todos aquellos que desarraigados de sus hogares, obligados en la mayoría de los casos a empuñar las armas en favor de la causa nacional, deambulaban como los perdedores por las calles de Porcuna en busca de un mendrugo de pan?. Pues bien, el régimen franquista, pese a las pensiones de guerra (ínfimas), se vió incapaz de ofrecer alimento y trabajo a todos aquellos que habían sido obligados a dar su sangre por España. La pobreza fue tan generalizada que el franquismo pese a querer dar un trato de favor a los suyos, se veía impotente en alimentar a una población depauperada. Así, con un pueblo destrozado por las bombas, una economía arruinada, cientos de jóvenes mutilados y la mitad de los brazos en prisión, el trato preferencial para los excombatientes, con el fin de mitigar sus miserias y hacer frente al paro estacional propio de economías de subsistencia basadas en los cultivos de verano e invierno, no fue otro que ofrecerles ciertos puestos seguros (aunque estacionales) en el nuevo organigrama de la economía de la autarquía. Este trato preferencial, como se reconocía en el artículo 16 del Fuero del Trabajo (1938) pretendía que la juventud combatiente accediese a los puestos de trabajo, honor o de mando, a los que tienen derecho como españoles y que han conquistado como héroes. En las actas capiturales del ayuntamiento franquista de posguerra hay continuos nombramientos de "empleados públicos", pero pocos son los excombatientes. Predominan los excautivos y algún que otro "caballero mutilado". Es evidente que el régimen tuvo problemas con los excombatientes, que el caso de Porcuna no deberieron ser más de 150 (incluidos sus muertos). Algunos vieron una oportunidad en la ya comenzada Guerra Mundial, enrolándose en la División Azul; otros, hastiados de guerras y de aventuras quedáronse en Porcuna a la espera del reparto de las migajas que ofrecía el régimen.

La guerra la ganaron ellos
Fuente: Archivo Histórico Municipal de Porcuna (Jaén). 2012
Y el régimen, como veremos, repartía esas migajas, como se observa en el oficio que firma Luis López Martínez, Delegado de Excombatientes de Falange (al que curiosamente le da el visto bueno su hermano Francisco, como alcalde accidental), hace un llamamiento a todos los antiguos combatientes (91 según listado de 1940) para trabajar como molineros en las fábricas de aceite de la localidad, perdiendo sus derechos en el caso de no presentarse e inscribirse. Los parias en suma, aunque victoriosos, seguirían siendo tales en el nuevo régimen.

Fuente: 

- Oficio del Delegado Local de Excombatientes de Falange, Luis López Martínez, de fecha del 7 de diciembre de 1941. Archivo Histórico Municipal de Porcuna (Jaén). 2012.


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